Las Religiosas del Sagrado Corazón fueron la primera congregación docente extranjera en llegar al Perú durante la época republicana. Fundada en 1797 en Francia por Enriqueta Aimer de la Chevalerie, la congregación tiene una profunda conexión con los jesuitas. Esto se debe a que el director espiritual de Santa Margarita María de Alacoque, a quien las religiosas tienen una gran devoción, era jesuita. En 1835, las misioneras comenzaron a establecerse en Latinoamérica. Tres años después, en 1838, un grupo de hermanas llegó a Valparaíso, Chile, donde fundaron dos instituciones: una pensión para señoritas de clase alta y una escuela gratuita para las hijas de obreros.
Ese mismo año, el arzobispo de Lima, Francisco de Sales Arrieta, invitó a las religiosas al Perú, sin embargo, su llegada se vio frustrada por la guerra de la Confederación Peruano-Boliviana. Aunque intentaron llegar a Bolivia por otra invitación de su presidente José Ballivián, el puerto boliviano fue destruido durante el conflicto. Este obstáculo no detuvo a las francesas Cleonisa Du Dormier, Sylvine Blanchard y Ludger Tourville, que decidieron desembarcar en el puerto del Callao y asentarse en el Perú.
Con la fuerte conexión jesuita, las hermanas necesitaron la protección del Ministerio de Relaciones Exteriores y del arzobispo Luna Pizarro. Más tarde, el presidente Ramón Castilla, impresionado por el trabajo realizado por las hermanas en Chile, las invitó a establecer un proyecto educativo en Perú. De este modo, se les encomendó la gestión del Colegio del Espíritu Santo, subvencionado por el gobierno.
En marzo de 1849, inauguraron dos centros educativos femeninos en Lima: una escuela gratuita y un pensionado para señoritas. Debido al creciente número de estudiantes, las religiosas se trasladaron al antiguo convento de los mercedarios, Nuestra Señora de Belén. Bartolomé Herrera facilitó que las hermanas adquirieran el local del ex hospital del Espíritu Santo y, en 1852, intercedió para que el gobierno vendiera a la congregación el local de Belén a un precio accesible.
Con la llegada de más religiosas desde Chile y Francia, el colegio ganó popularidad por su enseñanza de alta calidad a jóvenes distinguidas de la sociedad limeña. La atracción del colegio residía en su inmersión en la cultura francesa, símbolo de cultura y humanismo. Según Jorge Basadre, el colegio se convirtió en un referente de la instrucción femenina por su funcionamiento continuo y su estabilidad a pesar de las turbulencias políticas.
Durante la Guerra del Pacífico, la hermana Hermasie Paget solicitó al comandante general de la escuadra francesa del Pacífico, Bergasse du Petit Thouars, la protección de Lima ante la invasión chilena. También facilitó que más de 300 familias en peligro se alojaran en el colegio.
En 1948, para conmemorar los 100 años del colegio, el presidente Bustamante y Rivero, junto a su esposa María Jesús, exalumna del colegio de la sede de Arequipa, participaron en la celebración. En 1962, el colegio se trasladó a un nuevo local en San Isidro.
Entre 1982 y 1991, el colegio fue dirigido por las Hermanas Dominicas de la Inmaculada Concepción, pero luego volvió a manos de las Religiosas del Sagrado Corazón. En 2008, el colegio implementó un plan global de los Sagrados Corazones, transformándose en una institución con un enfoque pastoral en sus cuatro colegios en el Perú.
Fuentes:
- Cardó, A. (2005). La Iglesia y la educación en el Perú. Universidad Católica San Pablo.
- Kleiber, J. (2017). Historia contemporánea de la Iglesia Católica en el Perú. Fondo Editorial de la PUCP.
- Morelli, M. (2019). Colegio de los Sagrados Corazones de BelénSan Isidro, Lima. 1961-1965. En J.Medina Warmburg (ed.), Paul Linder, 1897-1968. De Weimar a Lima. Antología de arquitectura y crítica (pp. 238-249). Pontificia Universidad Católica del Perú.
Sitio Web: https://www.colegiodelossagradoscorazonesbelen.com/