A partir de la independencia, hubo una gran preocupación por parte de los políticos y élites para construir una identidad nacional que se diferenciara de la española y de las naciones vecinas recientemente independizadas. Sin embargo, los primeros años de la historia republicana del Perú se definieron por los constantes conflictos entre caudillos y un clima de inestabilidad política, sumado a coyunturas de crisis económica y corrupción, lo que afectó gravemente la continuidad y eficacia de las políticas públicas y la gestión educativa de la naciente república. 

La concepción de la escuela

Se esperaba que la nueva nación se forjara en los valores sociales de la época pues, de este modo, la educación sería vista como un medio en el cual se podía formar una ciudadanía que se identificara con el discurso de nación que se estaba construyendo, es decir, peruanos patriotas.

Uno de los artículos de la primera Constitución, elaborada en 1823, resume las diferentes concepciones sobre la escuela que el naciente Estado formalizaba como norma: “Todas las poblaciones de la República tienen derecho a los establecimientos de instrucción que sean adaptables a sus circunstancias. No puede dejar de haber universidades en las capitales de departamento, ni escuelas de instrucción primaria en los lugares más pequeños; la que comprenderá también el catecismo de la Religión Católica y una breve exposición de las obligaciones morales y civiles.” La concepción de universalizar la “instrucción primaria gratuita a todos los ciudadanos” queda explicitada en las Constituciones de 1828, 1834 y 1839.

La educación cívica fue central durante este período ya que enfatizaba tanto en la enseñanza de las instituciones y poderes estatales como en los derechos y deberes ciudadanos. Esto se observa en el “Catecismo político para la primera enseñanza de las escuelas de la República del Perúde Antonio González (1825), el cual sirvió como material para dicha instrucción. Poco se sabe acerca de la difusión de materiales como este y el uso que se les daba en las escuelas. Así también se expresó en el “Catecismo patriótico para el uso de las escuelas municipales de la ciudad del Callao”(1859) de Francisco de Paula Gonzáles Vigil.

La educación en esto años fue guiada por el deseo ilustrado de llevar el saber a todos por igual. Para preparar a sus estudiantes, el estado peruano optó por el método lancasteriano, establecido por San Martín durante el Protectorado. Este método consistía en “utilizar a los alumnos de mayor edad, y que habían sobresalido en sus estudios, para que instruyeran a los pupilos más pequeños y menos avanzados» (O’Phelan, 2021, p.121), y así ampliar la atención a más alumnos a bajo costo. Los libros de base para la enseñanza de la lectura tenían contenidos religiosos (Espinoza, 2007).

Aún con dificultades, se estableció un eje transversal pedagógico, centrado en formar éticamente en la moral cristiana y preparar ciudadanos útiles para la República, como quedó plasmado en el Reglamento de Escuelas Primarias de 1836. En esta norma se estableció, además, un horario, lecciones de urbanidad, las obligaciones del alumnado y becas por rendimiento académico (Ministerio del Interior, 1836).

La gestión de las escuelas

Las escuelas en estas primeras décadas de la República estuvieron condicionadas a los cambios repentinos del órgano rector que las gestionara desde el poder central.  El primer organismo rector nacional de la educación escolar del nuevo Estado Peruano fue la Dirección General de Estudios, establecida en 1825 por el Consejo de Gobierno del Libertador Simón Bolívar bajo la presidencia de Hipólito Unanue.  Posteriormente, en 1837, a iniciativa del Gobierno del Gran Mariscal Don Andrés de Santa Cruz (1836-1839), presidente de la Confederación Perú – Bolivia, se crea el Ministerio de Instrucción Pública, Beneficencia y Negocios Eclesiásticos. El mismo presidente, un año después, por motivos económicos, reubica la instrucción pública como parte de otro ministerio para que, en el año 1939, a iniciativa del gobierno del Gran Mariscal Agustín Gamarra (1829-1833/ 1839-1841), reinstituirse como un ministerio independiente. La gestión local de la instrucción primaria fue encomendada desde la Constitución de 1823 a los municipios. 

Este periodo se caracterizó tanto por la inestabilidad de los gobiernos caudillistas como por la inexperiencia de los políticos para la gestión pública. En el caso de la educación, esta significó, para los gobiernos de la época, una dificultad para establecer un currículo a nivel nacional, homogeneizar los métodos y materiales de enseñanza, así como también construir una burocracia educativa eficaz. 

Ante la escasez de opciones educativas públicas, tanto familias urbanas como rurales recurrieron a escuelas privadas administradas por los gobiernos locales, la Iglesia Católica o empresarios. El Estado brindó algunas subvenciones y beneficios al último grupo mencionado.

Fuente: Comisión Nacional del sesquicentenario de la independencia del Perú 1975. Obra gubernativa y epistolario de Bolívar 1823-1825. Tomo XIV-vol 1-Colección documental de la independencia del Perú.
Fuente: Comisión Nacional del sesquicentenario de la independencia del Perú 1975. Obra gubernativa y epistolario de Bolívar 1823-1825. Tomo XIV-vol 1-Colección documental de la independencia del Perú.

Quiénes estudiaban

A las escuelas existentes asistían niños, niñas y jóvenes de las élites nacionales y provinciales. Las escuelas, en este período, eran inaccesibles para amplios sectores de la población como los indígenas y los afrodescendientes. Durante esos años se crearon los primeros colegios de mujeres en Cusco e Ica. Posteriormente, se fundaron los de las ciudades de Trujillo, Huánuco, Arequipa, Cajamarca, Cusco, Puno y Tacna (Mannarelli, 2013). Las mujeres no tenían acceso a los colegios mayores ni universidades. Entre los colegios mayores creados en esa época se encontraban el Colegio Mayor San Carlos, el Colegio Mayor San Fernando y el Colegio de Nuestra Señora de Guadalupe.

Existían, para este momento, una diversidad de establecimientos de instrucción pública: escuelas de primeras letras y colegios, así como también los que eran públicos y gratuitos y privados, entre los que estaban a cargo de congregaciones religiosas que gozaban de gran prestigio. En la tabla siguiente se aprecia, para el caso de Lima, la evolución de las escuelas del nivel de educación primaria donde destacan las de gestión privada.

Tabla 1 Evolución del número de escuelas en Lima (1822-1850)

Fuente: Huaraj ,2017, p.122

Fuentes primarias

Referencias