El primer local del Colegio Belén formaba parte del Hospital de Mujeres de Nuestra Señora de La Piedad, fundado por los Hermanos Veinticuatro de la Hermandad de Nuestra Señora de La Piedad a finales del siglo XVI. Este hospital pasó a llamarse Hospital de Belén, gestionado por la Orden Hospitalaria de Belén, o Betlemitas, quienes lo administraron durante muchos años.
En 1825, se creó la primera Sociedad de Beneficencia Pública para supervisar hospitales, hospicios, asilos, cementerios e instituciones de salud mental. Tras la salida de los Betlemitas, la Beneficencia asumió estas responsabilidades. En 1876, las Hijas de Caridad de San Vicente de Paúl llegaron a Cajamarca para gestionar dos hospitales, gracias a las gestiones del prefecto Coronel Vidal García García. La Prefectura Departamental adaptó el hospital para que el colegio se construyera en el panteón de la parte posterior.
El colegio fue fundado como un Liceo ese mismo año, pero inició funciones en 1880 como escuela de segundo grado bajo el nombre de «Asilo de la Infancia». La primera directora fue la pedagoga Sor María de la Garza, seguida por otras religiosas como Sor Vicenta, Sor María Rosa Codol, Sor Josefa Le Roy, Sor Donatila Aguinaga Vargas, Sor Emilia Berríos y Sor Julia Paredes.
El Colegio Belén se convirtió en una institución prestigiosa para las jóvenes de la zona. En 1883, contaba con 122 estudiantes, y el número aumentó cada año, llegando a 264 estudiantes a inicios del siglo XX. En 1895, el «Asilo de la Infancia» cambió oficialmente su nombre a Colegio Belén, siempre sostenido por la Honorable Sociedad de Beneficencia con el objetivo de proporcionar educación primaria a niñas pobres.
La dirección del colegio era rigurosa tanto con el personal docente como con las familias de las estudiantes. Las maestras debían rendir un examen ante un jurado especial para ejercer funciones, y los padres de familia debían firmar un compromiso para garantizar la asistencia de sus hijas. No se permitían faltas de más de 15 días ni tardanzas sin justificación.
El colegio impartía asignaturas de aritmética, gramática, historia, geometría, física, química y urbanidad, destacándose también por la enseñanza de lectura, escritura y gramática francesa. Además, los cursos de pedagogía permitían a las alumnas sobresalientes prestar servicios en los centros educativos de Cajamarca.
En 1929, la escuela tenía 300 alumnas estudiando gratuitamente en ocho secciones de primaria y una de kindergarten. Sin embargo, la Beneficencia fue suspendiendo poco a poco la ayuda económica, y la subvención llegó a ser de 800 soles mensuales. En 1953, el Estado proporcionó una subvención adicional que no fue suficiente para mantener el colegio. En consecuencia, el plantel cerró en 1960, pero fue reabierto en 1978 como un seminario mayor, el cual posteriormente se trasladó al fundo San Luis.
El colegio se nacionalizó y se reconoció como Institución Educativa N.º 82949. Actualmente, su local se encuentra en la Avenida El Maestro, Cajamarca, continuando su misión educativa con el mismo compromiso y dedicación que desde su fundación.
Fuentes
- Adriazola, J. C. (2018). Los barbones o bethlemitas, la Orden Hospitalaria Americana rescatada del olvido por las Tradiciones de Palma. Aula Palma, (16), 387–414.
- Sarmiento, J. (2010). Historia de la educación cajamarquina. Colonia siglo XX. Universidad Privada Antonio Guillermo Urrelo.