La historia de las escuelas de la comunidad campesina de San Agustín de Huayopampa, ubicada en el distrito de Atavillos Bajo, Provincia de Huaral, Región Lima, es la historia de cómo esta comunidad agrícola se comprometió con la educación de su población para mejorar sus condiciones de vida.  La comunidad termina el siglo XIX con dos escuelas municipales: una escuela parroquial que es substituida por una municipal de varones en 1886 y una de niñas que se funda en 1899.

 A lo largo del siglo XX, podemos identificar un primer momento en el que la comunidad aprovecha su mayor articulación — a través de los caminos, carreteras y puentes –a los mercados locales para la comercialización de sus productos agrícolas, especialmente maíz. Huayopampa empieza a concentrar población y es considerada villa al finalizar la primera década del siglo XX y, para el 1916, cuenta con un servicio de alumbrado público por faroles a kerosene. Todos estos avances a la modernidad son logros comunales. El bienestar económico por la comercialización del maíz y otros productos agrícolas va acompañado por un compromiso comunal por la educación como un factor de desarrollo. Para ello, la comunidad logra el compromiso de los esposos Ceferino Villar y Felícita Córdova de Villar, quienes inician sus labores como preceptores de la comunidad en 1905.Con ellos se terminó el local escolar San Agustín (pueblo alto) y se inició la construcción del local en Huayopampa (zona baja de maizal).  La comunidad era principalmente agrícola, así que la escuela empleaba ambos locales y seguía los traslados que dependían del ciclo agrícola. Es decir, la escuela estaba adaptada a las necesidades de la comunidad. 

Para mediados del siglo XX, las niñas de la comunidad ya tenían acceso a la primaria completa. En 1943, la Escuela Elemental de Niñas fue reconocida como Centro Escolar. La inversión en educación siguió: se realizaron mejoras a la biblioteca y se implementó un botiquín escolar.
En un segundo momento de la historia de las escuelas, la comunidad ya tenía su primera generación de maestros y maestras que regresaron para trabajar. Entre esta primera generación podemos destacar el rol del maestro Germán Caro Ríos (1905- 1971) quien plantea la fusión de ambas escuelas, iniciando la coeducación. 

Caratula del libro del profesor Caro Ríos publicado en 1975
Foto insertada en el libro del profesor Caro Ríos, edición 2017. Escuela de Trabajo

El Centro Escolar Femenino adquiere una cocina y una máquina de coser durante los cincuenta. Pero también la comunidad inaugura un Jardín de Infancia y Guardería para que las madres puedan trabajar en las faenas agrícolas. Sin embargo, las autoridades comunales no lograron el reconocimiento de la guardería. 

Para la década de los sesenta, la comunidad ya se había especializado en la producción frutícola. En 1963, el Centro Escolar de Varones, logra su reconocimiento como Escuela Prevocacional Rural. En plena reforma educativa del periodo del gobierno de Velasco se inauguró el Núcleo Educativo Comunal en 1973 que encontró con una comunidad educativa comprometida con la construcción de locales escolares, la dotación de mobiliario y material didáctico. 

En la década de los setenta, la comunidad avanza en construir un reservorio comunal y en infraestructura de irrigación para garantizar la producción de sus cultivos. Pero también se logró la instalación de agua potable domiciliaria, mejoras en el Centro Médico Rural y la creación del colegio secundario.

Osterling (1980) describe el efecto de la escuela en las familias de esta comunidad: “Es a partir de la década de 1920 que varios directores de las escuelas primarias huayopampinas lograron convencer a los comuneros en el sentido de que la mejor inversión que podían hacer era la de garantizar una sólida educación para sus hijos. Es así como a partir de dicha década, la gran mayoría de los comuneros huayopampinos han estado dispuestos a efectuar toda clase de sacrificios con tal de alcanzar ese objetivo. (…) Hasta la fecha la comunidad de Huayoparnpa, con su población promedio de 500 habitantes, ha ofrecido al país más de 140 profesionales, ninguno de los cuales ha ejercido su profesión en ·su lugar de origen, con excepción de algunos profesores de primaria.”  (p.26-27)

Fuentes