La historia del Colegio Peruano Japonés José Gálvez Egúsquiza está profundamente ligada a la migración japonesa al Perú autorizada gracias al Tratado de Paz, Amistad, Comercio y Navegación entre Perú y Japón firmado el 21 de agosto de 1873. Así, el 3 de abril de 1899, los primeros 790 inmigrantes japoneses arribaron al puerto del Callao a bordo de la nave Sakura Maru. Estos trabajadores fueron distribuidos en diversas haciendas a lo largo de la costa peruana. Algunas haciendas en Lima fueron Marquéz, Bocanegra, Taboada, Santa Rosa, Oquendo y San Agustín, donde algunos de estos migrantes se asentaron. Otros se ubicaron en La Libertad, Lambayeque, etc.

Con el tiempo, la comunidad japonesa en Perú comenzó a preocuparse por la educación de sus hijos. La primera escuela para hijos de japoneses fue fundada en 1908 en la hacienda Santa Bárbara. A medida que la comunidad fue progresando y organizándose, los japoneses empezaron a establecer sus propios negocios. Los que se reubicaron en las zonas urbanas abrieron fondas, pulperías, peluquerías y estudios fotográficos. También empezaron a crear instituciones más formales, y en 1917 se fundó la Sociedad Central Japonesa, cuyos miembros promovieron la creación de colegios para su comunidad. 

Los migrantes del Callao consideraron necesario contar con una institución educativa propia en su ciudad para preservar su idioma, costumbres y valores. Así, el 5 de mayo de 1926, se fundó el Callao Nihonjin Shougakkoum (Escuela Japonesa de Primaria del Callao) en el jirón Arequipa. Este colegio, siguiendo el sistema educativo japonés y peruano, tuvo como primer director a Kigoro Oyakawa, y la mayoría de los docentes eran japoneses, excepto en asignaturas como castellano, geografía e historia, que eran impartidas por peruanos.

Equipo de voley con la capitana Elena Najimira. Sin fecha. En El mismo sol, el mismo mar: breve historia del Callao Nihonjin Shougakkou, hoy Colegio Peruano Japonés José Gálvez Egúsquiza.
Primera promoción 1926-1933 Víctor Suguiyama-Clementina de Iida. En El mismo sol, el mismo mar: breve historia del Callao Nihonjin Shougakkou, hoy Colegio Peruano Japonés José Gálvez Egúsquiza.

La Segunda Guerra Mundial afectó gravemente el funcionamiento de las instituciones japonesas en Perú. Entre 1940 y 1942, muchos negocios japoneses fueron saqueados, propiedades confiscadas y escuelas cerradas. Un ejemplo fue el Lima Nihonjin Shogakko, conocido también como Lima Nikko, que fue expropiado y clausurado por el gobierno. Sin embargo, el Callao Nihonjin Shougakkoum logró evitar la clausura al cambiar su nombre a José Gálvez Egúsquiza, en honor a un héroe del combate de Dos de Mayo. La dirección del colegio asimismo fue asumida por el profesor peruano Juan Monzón.

En 1953, se renovaron las relaciones diplomáticas entre Perú y Japón, lo que permitió la fusión del colegio José Gálvez Egúsquiza con otra institución japonesa del centro histórico, el colegio particular Pedro Ruiz, inicialmente llamado Minato Gakuen. En 1967, se inició la ampliación del pabellón de primaria bajo la dirección del arquitecto Augusto Fukazawa y los ingenieros Dora Uku y Juan Kudaka. Con el apoyo de la Asociación Peruano Japonesa (APJ), se construyó la zona sur del colegio, que incluyó el departamento de educación física, la capilla y el laboratorio de ciencias.

La segunda planta del colegio se inauguró en 1983 para el nivel secundario, y en 1985 se abrió la tercera planta. Para 1991, el colegio contaba con 667 estudiantes. En 1999, con motivo del centenario de la inmigración japonesa al Perú, los estudiantes del colegio participaron en las actividades organizadas por la APJ Callao, destacándose la elaboración de una placa conmemorativa y la plantación de árboles de sakura frente al Museo del Ejército del Real Felipe.

Sin embargo, hacia el año 2002, la disminución del número de alumnos se convirtió en una preocupación, llegando a contar con solo 246 estudiantes. A pesar de la situación, la administración del colegio implementó un plan de reflotamiento para mejorar su oferta educativa. En este proceso, el contador José Ishiki jugó un rol crucial, tomando decisiones que tuvieron un impacto positivo para el plantel en la primera década del siglo XXI, especialmente en el aspecto administrativo. En la actualidad, el Colegio Peruano Japonés José Gálvez Egúsquiza continúa siendo una institución mixta con una estrecha conexión con la APJ. Esta relación no solo proporciona oportunidades académicas y culturales a los estudiantes, sino que también actúa como un puente entre Japón y Perú.

Fuentes:

Aragón. M. (2012). El mismo sol, el mismo mar: breve historia del Callao Nihonjin Shougakkou, hoy Colegio Peruano Japonés José Gálvez Egúsquiza. Gómez & Aragón Escritores Asociados.

Nakasone, J. C. (2023). Comunidad nikkei peruana: una larga travesía. Política Internacional, (134), 263–269. https://doi.org/10.61249/pi.vi134.104